La poesía de Tablada fue siempre de experimentación, renovación formal, ruptura y sorpresa. A él debemos el conocimiento de los hai kais japoneses en lengua española, qué emuló en sus poemas sintéticos, así como en sus composiciones "ideográficas", paralelas (pero anteriores) a los Calligrammes de Apollinaire.
Además, uno de sus poemas, traducido al francés (La croix du sud), fue musicalizado por Edgar Varèse.
Su libro de memorias, La feria de la vida, fue publicado por las imprescindibles Ediciones Botas en 1937. El ejemplar de Hildegarda Libros, aún intonso, está listo para estrenarse, 75 años después de haber sido publicado.
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