La primera biblioteca ambulante de que se tiene noticia perteneció al
visir persa Abdul Kassem Ismael,
en el siglo X, quien
viajaba con su colección de papiros, códices y pergamimos llevados por camellos amaestrados para
caminar de forma determinada, de modo que no se desordenara el contenido de
este tesoro que, se afirma, estaba ordenado alfabéticamente y constaba de casi 120,000 documentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario